Desde hace varios años el interés científico por la vitamina D ha ido en aumento. Se pueden encontrar múltiples publicaciones que analizan su efecto en una amplia diversidad de enfermedades, desde estudios sobre su impacto en la salud ósea hasta reportes de su uso como adyuvante en la infección por SARS-CoV-2. Una de las publicaciones más importantes en el estudio de la vitamina D y su potencial efecto protector a nivel cardiovascular y antineoplásico fue el estudio VITAL.

En este estudio se reclutaron adultos mayores de 50 años sin deficiencia de vitamina D y se les aleatorizó para recibir suplementación con vitamina D y ácidos grasos omega-3 o placebo. Se realizó un seguimiento de los pacientes durante una media de 5 años. Originalmente el estudio concluyó que no existían diferencias significativas en la incidencia de neoplasias, eventos vasculares ni fallecimiento, reforzando las recomendaciones existentes de no suplementar vitamina D para la prevención primaria de estas enfermedades. Sin embargo, se desprendieron más de 20 estudios auxiliares de VITAL, uno de los cuales tenía como finalidad determinar si la vitamina D disminuye la incidencia de enfermedades autoinmunes.

Para documentar este desenlace se realizaron cuestionarios donde se interrogó a los pacientes sobre un nuevo diagnóstico de enfermedades autoinmunes (incluyendo artritis reumatoide, polimialgia reumática, enfermedades tiroideas, etc.), el cual posteriormente fue confirmado por dos médicos cegados con acceso a los registros clínicos del paciente. En la publicación los autores concluyeron que el grupo tratado con vitamina D tuvo 39% menos casos de enfermedades autoinmunes confirmadas, en comparación con el grupo placebo. Asimismo, se agrega que la suplementación con vitamina D es bien tolerada, no tóxica y que parece ser el único tratamiento con evidencia de reducir la incidencia de enfermedades autoinmunes. Los resultados obtenidos en este estudio concuerdan con lo reportado previamente en la literatura sobre los efectos celulares de la vitamina D, donde se han demostrado efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores con modelos animales e in vitro. Sin embargo, hasta el momento, la experiencia clínica no ha arrojado resultados contundentes sobre la utilidad clínica de la vitamina D.

Aunque la reducción del riesgo absoluto es relativamente pequeña. La accesibilidad y la adecuada tolerancia de la vitamina D puede resultar en que se adopte la práctica de la suplementación en mayores de 50 años con adecuadas reservas para prevenir enfermedades autoinmunes.

El inicio de la suplementación con vitamina D será una decisión tomada en conjunto entre el paciente y su médico tratante, evaluando cada caso en particular. Sin embargo, es remarcable que por primera vez exista evidencia fuerte sobre una intervención sencilla que disminuya el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes.

Referencia del estudio:

Dr. F. Javier Merayo Chalico. La vitamina D como un factor protector para el desarrollo de enfermedades autoinmunes – Medscape – 9 de marzo de 2022.

Hahn J, Cook NR, Alexander EK, Friedman S, y cols. Vitamin D and marine omega 3 fatty acid supplementation and incident autoimmune disease: VITAL randomized controlled trial. BMJ. 26 Ene 2022;376:e066452. doi: 10.1136/bmj-2021-066452. PMID: 35082139.