El accidente cerebrovascular o ictus es actualmente la segunda causa más común de muerte y la tercera causa más común de discapacidad en todo el mundo. El ictus ha sido bien establecido como una enfermedad prevenible que se asocia con factores de riesgo cardiovasculares modificables, como hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, tabaquismo e inactividad física.

Independientemente de otros factores de riesgo, la actividad física ha surgido como un factor significativo asociado con el riesgo de incidencia de accidente cerebrovascular. Sin embargo, la cantidad y la intensidad de la actividad física requerida para prevenir un accidente cerebrovascular aún no se ha determinado por completo.

Un estudio reciente realizado por HookerSP y colaboradores tuvo como objetivo investigar las asociaciones del sedentarismo y la actividad física de diversa intensidad y duración, con el riesgo de accidente cerebrovascular en una cohorte de mujeres y hombres de mediana edad y mayores. Este estudio involucró a participantes que se inscribieron en el estudio Reasons for Geographic and Racial Differences in Stroke (REGARDS).

Se recopilaron datos de 7607 adultos de raza negra y blanca de 45 años o más de los EE. UU. entre el 12 de mayo de 2009 y el 5 de enero de 2013. El sedentarismo, la actividad física de intensidad ligera (light-intensity physical activity, LIPA) y la actividad física de intensidad moderada a vigorosa (moderate- tovigorous-intensity physical activity, MVPA), se midieron utilizando un acelerómetro montado en la cadera que se usó durante 7 días consecutivos. Los participantes se estratificaron por separado en terciles según el tiempo en sedentarismo (tercil 1: <11,8 horas/día de 16 horas; tercil 2: 11,8 a <13,0 horas/día de 16 horas; tercil 3: 13 horas/día de 16 horas), en LIPA (tercil 1: <154,0 minutos/día; tercil 2: 154,0 a <220,4 minutos/día; tercil 3: 220,4 minutos/día), y en MVPA (tercil 1: <2,7 minutos/día; tercil 2: 2,7 a <14,0 minutos /día; tercil 3: 14,0 minutos/día).

Los principales resultados mostraron que, durante una media de 7,4 años de seguimiento, se produjeron 286 casos de accidentes cerebrovasculares incidentes (244 isquémicos [85,3 %]). En esta línea, un mayor sedentarismo se asoció con un 44 % más de riesgo de accidente cerebrovascular incidente. Al comparar el tercil más alto con el más bajo, la duración media del período en estado sedentario se asoció con un riesgo significativamente mayor de accidente cerebrovascular incidente. Después del ajuste por tiempo en sedentarismo, el tercil más alto de MVPA realizado en series cortas [1-9 minutos], se asoció con un riesgo significativamente menor de accidente cerebrovascular incidente en comparación con el tercil más bajo; sin embargo, el MVPA realizado en series más largas, al menos de 10 minutos, no mostró esa asociación. Cuando se expresa como variables continuas, el sedentarismo y el LIPA se asociaron positivamente y negativamente con el riesgo de accidente cerebrovascular incidente, respectivamente.

En base a los resultados obtenidos, los autores concluyeron que el tiempo medido por el acelerómetro en LIPA, MVPA y en comportamiento sedentario, tuvo una significativa asociación con el riesgo de accidente cerebrovascular incidente. En esta línea, el estudio demostró que menos tiempo dedicado al sedentarismo y más tiempo a la actividad física, incluso a intensidades ligeras o moderadas, se asocia con un menor riesgo de accidente cerebrovascular:

  • Cada hora dedicada a realizar actividades livianas resultó en una reducción del 14% en las posibilidades de sufrir un ictus.
  • 175 minutos por semana de actividad moderada a vigorosa se asoció con una reducción del 43 % en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
  • Si el tiempo en sedentarismo diario de una persona es de 13 horas o más, existe un riesgo 44% mayor de accidente cerebrovascular.
  • Los períodos de sedentarismo de más de 11 minutos se asociaron con un aumento del 53 % en el riesgo de accidente cerebrovascular, en comparación con períodos más cortos de menos de 8 minutos.

Estos hallazgos sugieren que reemplazar el tiempo en sedentarismo con LIPA, o incluso episodios muy cortos de MVPA, puede reducir el riesgo de accidente cerebrovascular, lo que respalda el concepto de moverse más y sentarse menos como una estrategia beneficiosa.

«Nuestros resultados muestran que la interrupción periódica de los períodos de comportamiento sedentario, incluso con actividad física de intensidad ligera puede reducir el riesgo de accidente cerebrovascular». Aconsejó el Dr. Hooker. “Levantarse intencionalmente y acumular de cuatro a cinco horas al día de actividades de intensidad ligera es beneficioso. Aún mejor es incorporar actividades de intensidad moderada a vigorosa, si es posible”. “Cambiar de posición y hacer diferentes movimientos, como caminar por el pasillo o la habitación o por el exterior, pasar la aspiradora o quitar el polvo o jugar a la pelota, tener una conversación telefónica caminando, especialmente cuando está en espera, es algo grandioso que hacer”, agregó.

Referencias utilizadas:
https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2792959?resultClick=1
https://www.medicalnewstoday.com/articles/even-light-intensity-activity-may-lower-risk-of-stroke-study-finds